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Ideología e información: reflexiones acerca de las políticas de información en educación primaria en Uruguay (página 2)




Enviado por Fernando Montenegro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11

MERCOSUR: Mercado
Común del Sur

NAFTA: Tratado de Libre
Comercio de América
del Norte

NTI: Nuevas
Tecnologías de la Información

OCDE: Organización para la Cooperación y
el Desarrollo
Económico

ODA: Asistencia Oficial para el Desarrollo

OEA: Organización de Estados Americanos

OIT: Organización Internacional del Trabajo

ONG: Organizaciones
No-Gubernamentales

ONU: Organización de las Naciones Unidas

PBI: Producto Bruto
Interno

PGI: Plan General de
Información de la UNESCO

PNI: Política Nacional de Información

PIT-CNT: Plenario Intersindical de Trabajadores –
Convención Nacional de Trabajadores

PNUD: Programa de las
Naciones Unidas
para el Desarrollo

PPME: Países Pobres Muy Endeudados

SI: Sociedad de la
Información

SIC: Sociedad de la Información y el Conocimiento

SRI: Sistema de
Recuperación de Información

SUTEL: Sindicato
Único de Telecomunicaciones

TIC: Tecnologías de la Información y la
Comunicación

UE: Unión
Europea

UNESCO: Organización de las Naciones Unidas para
la
Educación, la Ciencia y
la Cultura

UNICEF: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

UNIDO: Organización de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Industrial

UNISIST: Sistema Mundial de Información
Científica y Tecnológica

URSS: Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas

El trabajo aborda
a modo de ensayo el
valor de la
información en el proceso de
diseño
e implementación de las Políticas
Educativas del Sector Primaria en Uruguay. Este
componente se analiza considerando la información como
componente estratégico de los Aparatos Ideológicos
de Estado -desde
aquí AIE-, y en consecuencia portadora de la ideología dominante. Con este instrumento
de dominación, los Estados aplican su ideología
para asegurar la reproducción del orden
socioeconómico vigente, sometiendo de esta manera, entre
otras, a la clase
trabajadora al régimen de explotación capitalista.
Haciendo hincapié en el lugar que debería ocupar el
Bibliotecólogo en el diseño de estas
Políticas, y por lo tanto, en la reproducción de
tal orden, se desmitifica el principio de "neutralidad" de la
información pretendido desde los sectores serviles al
stablishment. El trabajo
aboga por el compromiso político y de clase que debe
asumir el Profesional de la Información, en este caso
Bibliotecólogo, para contribuir, desde los legados de
Marx, Engels y
sus continuadores a la construcción de sujetos críticos,
capaces de articular nuevas formas de organización
social.

BIBLIOTECOLOGÍA / MARXISMO /
IDEOLOGÍA / APARATOS IDEOLÓGICOS DE ESTADO /
POLÍTICAS DE INFORMACIÓN / EDUCACIÓN /
SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN / ALFABETIZACIÓN
INFORMACIONAL /

La preocupación principal de este trabajo es efectuar
un análisis crítico del actual
fenómeno de la "Sociedad de la Información"
sustentado desde el materialismo
histórico dialéctico. Desde aquí se
cuestionan los fines políticos subyacentes en las
Políticas Nacionales de Información en Educación Primaria
implementadas en nuestro país.

Estas Políticas, fundamentales dentro de las
Políticas Sociales, constituyen el vehículo a
partir del cual los AIE -recogiendo el legado del filósofo
estructuralista francés Louis Althusser- inculcan la
ideología de la clase que posee el control del
Estado. Reproducen de esta manera la división social y
técnica del trabajo y la sociedad clasista, donde los
más son explotados en favor de unos menos
explotadores.

En este sentido, se asume a la Bibliotecología /Ciencias de la
Información -en adelante Bibliotecología- como una
Ciencia
Social, alejada del paradigma
positivista hegemónico que pretende enceldar las
áreas del saber y compartimentar las diversas disciplinas,
desconociendo el trabajo interdisciplinario.

Es así, que pretendemos analizar desde la
Bibliotecología las teorías
educativas que conduzcan a la emancipación social,
intelectual, económica y política del ser
humano.

Desde esta perspectiva, el trabajo es abordado desde un
enfoque subjetivo -atravesado por la Dialéctica
Materialista- ya que consideramos, antes que nada, que el
interés
por el método
dialéctico es político, al igual que son
políticas todas las decisiones que toma el Profesional de
la Información -Bibliotecólogo- en cualquier
área donde se desempeñe, por más que se
pretenda ocultar la tendenciosidad de las mismas bajo el manto
falaz de la "neutralidad" y la "objetividad".

Estas reflexiones están basadas en los aportes
teórico-metodológicos de diferentes autores e
influenciadas por el pensamiento de
Marx, Engels y sus continuadores.

En este sentido, señalamos que el enfoque otorgado a
la
investigación puede considerarse un tanto innovador en
nuestra disciplina y
más en nuestra Escuela, aunque
no debemos olvidar los antecedentes -escasos sí- que
vinculan nuestra área de conocimiento
con la teoría
marxista, y que aplican, por ende, alguna o algunas de las
categorías de análisis desarrolladas por Marx y
Engels.

En cuanto a estos antecedentes, posicionémonos
primariamente en los trabajos de egreso de la EUBCA. Allí
nos encontramos con la investigación de Pioli y Román
titulado "La Investigación Científica en la
Universidad de
la
República y su relación con la
Información: Proyecto de
Servicio de
Información del CEL", donde las autoras analizan la
relación dialéctica existente entre las dos
áreas de conocimiento visualizadas en su trabajo: la
Investigación y la Información.

Pues bien, revisando ahora la impronta marxista en
artículos de publicaciones seriadas y/o en libros
vinculados a nuestra disciplina, asumimos que la teoría
marxista no ha encontrado un terreno fértil dentro del
saber bibliotecológico, producto tal vez de que ni Marx ni
Engels hayan consagrado al campo de acción
de la Bibliotecología las obras metódicas en que
estaría desenvuelto nuestro quehacer profesional, pero que
sí consideramos implícito en el socialismo
científico.

No obstante, encontramos en diferentes trabajos publicados
sobre todo a partir de 1970 -bajo la clara influencia del
estructuralismo althusseriano- y 1980 -donde se
tornan ostensibles los influjos de Habermas, Foucault y
Gramsci- fehacientes vinculaciones entre la
Bibliotecología y las diferentes vertientes en que
derivó el pensamiento de los fundadores del marxismo.

Es así que podemos mencionar los trabajos de, J. M Budd
"An epistemological foundation for library and information
science."; G. P. Radford "Trapped in our own discursive
formations: toward an archaelologyof library and information
science."; A. L. Dick "Library and information science as a
social science: neutral and normative conceptions."; D. Raber
"Librarians as organic intellectuals: a gramscian approach to
blind spots and tunnel vision."; M. Rosenzweig "The basis of a
humanist librarianship in the ideal of human autonomy", donde los
autores analizan la errónea filosofía que atraviesa hoy a la
Bibliotecología: el positivismo.

Estos autores proponen una nueva filosofía basada en la
fenomenología hermenéutica, realizando un híbrido
entre las teorías de Husserl y Ricoeur -Budd-, los
trabajos de M. Foucault
-Radford-, o una combinación de enfoques alternativos
unidos por su oposición al positivismo -Dick-, o el
análisis del rol del bibliotecólogo -"intelectual
orgánico" utilizando la terminología gramsciana-
como legitimador del orden social vigente -Raber-; e incluso la
visión humanista de Marx como base de las prácticas
bibliotecológicas -Rosenzweig-.

No menos importante resultan los trabajos de B. Jonas
"Revitalizing theory in library and information science: the
contribution of process philosophy.", donde se propone el
análisis filosófico de la Bibliotecología a
partir de los trabajos de Ricoeur, en los cuales la
dialéctica juega un papel preponderante; J. Buschman
"Information technology, power structures and the fate of
librarianship", en el que se ensamblan la Bibliotecología
y la "teoría de la resistencia" de
H. Giroux; G.
Alves "Informação e Trabalho – Notas
dialéticas" en el que el proceso social es analizado en su
complejidad a partir de una determinada totalidad concreta: el
capitalismo;
M. das G. Targino "Praxis
bibliotecária", donde la práxis
bibliotecológica es analizada a partir de la
filosofía de la práxis marxista; M. de Albuquerque
Aquino "Educaçao e tecnologia: desenlaces/
(entre)laços na aventura de (in)formar o homem – uma
discussao possivel?", en la que a partir de las reflexiones
marxianas se busca el nexo entre educación y tecnología, donde se
evidencia el papel del Bibliotecólogo en la
(in)formación del hombre; J.
Andersen "Information Criticism: Where is it?", donde aparece
reflejada la "teoría de la acción comunicativa" de
Habermas.

A estos trabajos podemos adicionar los sustanciosos aportes
-no siempre bajo una perspectiva marxista aunque sí
anti-hegemónica- de E. Civallero; M. C. Diniz Nogueira; I.
A. Ferreira de Macedo; H. Llopera; F. Meneses-Tello; J. Licea de
Arenas; S. P. M. Mueller; O. C. Peres Rabello; S. P. Mostafa; S.
de Souza; M. A. Rendón Rojas y R. Urbizagátegui
Alvarado, entre otros.

Consideramos, por tanto, que en esta línea de
análisis de las Políticas de Información en
el Área Educativa que llevamos adelante no constituye un
esfuerzo aislado ni exento de valor, sino que por el contrario,
se ubica dentro de una corriente de pensamiento que a pesar de
querer ser silenciado, constituye, desde nuestra perspectiva, un
acercamiento real y profundo hacia la necesaria
reconceptualización y reconstrucción que debe
atravesar nuestra disciplina.

Por tal motivo, consideramos fundamental la indagación
epistemológica sobre el verdadero sujeto de acción
de la misma -el usuario y no la transferencia de
información- y la elaboración de políticas
informacionales orientadas a responder a una filosofía
emancipatoria.

Bajo estos lineamientos se articula el cuerpo teórico
del presente trabajo. En el mismo se presenta el proceso de
investigación realizado y sus resultados.

Se comienza contextualizando la información en el mundo
actual, donde la influencia del neoliberalismo
y el actual paradigma tecnoeconómico producen rupturas
cada vez más incipientes e insoslayables dentro del tejido
social.

Posteriormente, se presenta un análisis de la
información, la ideología y la vinculación
de las mismas en la reproducción del orden social vigente.
Partiendo de la concepción marxista del término
ideología, revisado por Louis Althusser, y adicionando
aportes desde nuestra disciplina y disciplinas aledañas,
se pretende una aproximación al estudio de la
reproducción social a partir de la importancia de la
información como componente estratégico de los
AIE.

Desde este lugar se analiza la función
del Bibliotecólogo en la reproducción de las
fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes y el vínculo
entre el discurso de
determinados teóricos de la disciplina con las fuentes de
poder.

A continuación se propone la dialéctica como
solución a la crisis del
determinismo, incertidumbre y caos en la teoría social
-producto de la crisis del paradigma positivista-,
aplicándola concretamente a cuestiones actuales,
consideradas imprescindibles en el terreno de la
información, la disciplina en cuestión y a nuestro
quehacer profesional. Se continua con una breve pero necesaria
vinculación entre el término educación y los
escritos de Marx y Engels para luego redescubrir -o descubrir- el
legado de Paulo Freire y
su Educación Problematizadora.

Finalmente, luego de haber sistematizado una visión
crítica
de nuestra disciplina, nuestro objeto de estudio y nuestro
quehacer profesional, se propone un análisis en esta misma
dirección de las denominadas
Políticas Públicas de Estado en general, y de las
Políticas Sociales en particular. Se enfatiza en las
Políticas de Información en Educación
Primaria, haciendo hincapié en el Debate
Educativo que tiene lugar en nuestro país.

Desde aquí se impugnan los preceptos sobre los que se
erige la "Sociedad de la Información", visualizada por los
autores como una construcción política e
ideológica. Se analiza el término
"Alfabetización Informacional" y se promueve, desde la
Bibliotecología, la formación y el compromiso del
profesional como actor social involucrado profesional y
políticamente en los procesos que
contribuyan a la emancipación y el empoderamiento social.
Se apuesta a la construcción de la "Bibliotecología
de la Esperanza", propuesta a partir del híbrido entre el
pensamiento de Hernando Llopera y José Luis Rebellato.

Al final se incluye como Anexo la declaración de
Objetivos de
Desarrollo del Mileno-ODM (2000-20015), estampada en la Agenda
del Milenio, realizada por las Naciones Unidas, el Banco Mundial,
el Fondo Monetario
Internacional, y la
Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos, con el fin de comparar el discurso proveniente
de los organismos internacionales y la realidad que vive nuestro
Tercer Mundo.

Conforme a lo expresado, arribamos a la conclusión de
que a pesar de no existir Políticas de Información
en Educación Primaria explícitas, las mismas se
manifiestan de manera implícita en las decisiones y en el
discurso del gobierno actual y
de los gobiernos predecesores.

En cuanto a la función otorgada a la educación y
a la información, el discurso ideológico imperante,
suscrito a los intereses de la clase poseedora del control de los
medios de
producción, permite observar los mezquinos
intereses que privilegian la acumulación de capital en
detrimento de la vida y la esperanza.

Al ser este un trabajo ensayístico, y reconociendo los
alcances y las limitaciones que el mismo representa, no
pretendemos establecer verdades absolutas, sino por el contrario,
abrir el abanico al surgimiento de nuevas formas de
aproximación a la realidad desde una perspectiva
crítica y desmitificadora.

Los autores del presente trabajo pretenden, por ende,
contribuir desde la Bibliotecología a la
construcción de una visión cuestionadora del status
quo, y que al mismo tiempo
constituya una alternativa real y positiva con respecto a la
situación de hambre y exclusión que vivimos en el
actual sistema de opresión.

2.1. OBJETIVOS GENERALES

  • Contribuir a la construcción de una
    visión crítica de los conceptos y nociones
    hegemónicos en la disciplina, dotando al lector de
    elementos teóricos que fortalezcan su capacidad
    crítica y toma de conciencia frente a su papel
    transformador.

  • Orientar procesos de confección de
    Políticas de Información en el Área
    Educativa con opciones teóricas,
    epistemológicas y metodológicas desde la
    Bibliotecología bajo una perspectiva
    dialéctica.

2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Identificar los orígenes y contexto de
    los principales esquemas de pensamiento social, esbozando su
    connotación paradigmática dentro de la
    Bibliotecología.

  • Promover el debate en torno a los nuevos
    roles del Profesional de la Información frente a los
    desafíos de un mundo globalizado.

  • Reconocer los rasgos básicos de una
    emergente opción teórica,
    epistemológica, y metodológica en
    investigación.

  • Desarrollar competencias básicas para
    el diseño y gestión de Políticas de
    Información en el Área Educativa.

"Los filósofos no han hecho más que
interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata
es de transformarlo."

Marx, 2003, p. 279

3.1. CONSIDERACIONES GENERALES

Los autores del presente trabajo realizan un abordaje
histórico-dialéctico del tema "Ideología e
Información: Reflexiones acerca de las Políticas de
Información en Educación Primaria en Uruguay". El
mismo se ubica en el momento actual y se integra a
temáticas relevantes desde la óptica
marxista.

La realidad actual está signada por el orden
capitalista -hoy en su fase neoliberal- que condiciona y
transforma los modos de
producción y transferencia de la información.
La inculcación de la ideología dominante, se torna
ostensible hacia el sujeto desde sus primeros acercamientos al
conocimiento, ya que según la teoría
reproductivista del filósofo postmarxista francés
Louis Althusser (1984), familia y escuela
son los dos primeros AIE a los que se enfrenta el sujeto.

A través de la inculcación de su
ideología desde los AIE, el sistema hegemónico
asegura su perpetuación a partir de la reproducción
de las fuerzas productivas y las relaciones de producción
existentes.

Es por ello que es necesario precisar algunos conceptos
básicos de la teoría económico-social
marxista y su aplicación al estudio del modo de
producción capitalista.

Debemos convenir, en que para sobrevivir, los seres humanos
necesitamos, por medio del trabajo, producir bienes
materiales
como alimentos,
vestimenta, etc.

Dicha producción de bienes materiales es la base de la
vida y del desarrollo de cualquier sociedad. En efecto, Marx
(1982, I, p. 86) señala que "Los individuos
están subordinados a la producción social, que pesa
sobre ellos como una fatalidad; pero la producción social
no está subordinada a los individuos y controlada por
ellos como un patrimonio
común. Por consiguiente, nada es más falso y
absurdo que presuponer, sobre la base del valor de cambio y del
dinero, el
control de los individuos asociados a su producción
global."

El trabajo es la actividad racional del hombre encaminada a la
producción de bienes materiales. En él, el hombre
ejerce su influjo sobre la naturaleza
para adaptarla a sus necesidades.

El trabajo es patrimonio exclusivo del hombre, una eterna
necesidad natural y la primera condición de toda la vida
humana. "El proceso de trabajo es la actividad racional
encaminada a la producción de valores de uso
[…] la condición general del intercambio de materias
entre la naturaleza y el hombre, la condición natural y
eterna de la vida humana […] y común a todas las formas
sociales por igual."
(Marx, 1973, I, p. 136)

Los medios de trabajo son todas las cosas de que se vale el
hombre para actuar sobre los objetos que han de ser elaborados.
Dentro de los medios de trabajo, corresponde el papel decisivo a
los instrumentos de producción. Estos instrumentos de
trabajo son los que deciden su poder sobre la naturaleza. Los
hombres utilizan los instrumentos de producción para
actuar sobre los objetos de trabajo, es decir aquello sobre lo
cual recae el trabajo del hombre.

Por lo tanto, el objeto universal de trabajo es la propia
naturaleza circundante –la tierra, las
aguas, etc.-. De esta forma, los medios y los objetos de trabajo
conforman los medios de producción.

La producción tiene siempre dos aspectos: las fuerzas
productivas y las relaciones de producción. Las fuerzas
productivas son tanto los medios de producción -y ante
todo, los instrumentos de trabajo creados por la sociedad-, como
los hombres que producen los bienes materiales. "Es necesario
añadir que los hombres no son libres de escoger sus
fuerzas productivas -base de toda su historia-, pues toda
fuerza
productiva es una fuerza adquirida, producto de una actividad
anterior. Por lo tanto, las fuerzas productivas son el resultado
de la energía práctica de los hombres, pero esta
misma energía se halla determinada por las condiciones en
que los hombres se encuentran colocados, por las fuerzas
productivas ya adquiridas, por la forma social anterior a ellos,
que ellos no han creado y que es producto de las generaciones
anteriores."
(Marx, 1970, p. 171)

Continuando, las relaciones de producción o
económicas son aquellas que surgen en el proceso de la
producción: el cambio, la distribución y el consumo de
bienes materiales. Las relaciones de producción
están dadas esencialmente por las relaciones de propiedad de
los medios de producción.

Las fuerzas productivas sumadas a las relaciones de
producción forman conjuntamente el modo de
producción, pero son dos aspectos distintos del mismo. Se
hayan en interacción e influyen el uno sobre el
otro. Es decir, lo que se produce y como se produce es lo que
permite explicar la naturaleza de las relaciones sociales de
producción.

Por relaciones sociales de producción entendemos el
sistema de posiciones que son asignadas a los agentes de
producción con respecto a los principales medios de
producción. Dicho sistema asigna la posición de los
productores directos y la de los no productores y, conforme a
tales posiciones, es desde donde se ejercen las funciones de
apropiación de la naturaleza, la coordinación de ese proceso y la
distribución de la riqueza social.

En el proceso de perfeccionamiento de la producción se
desarrollan tanto las fuerzas productivas como las relaciones de
producción. "Cada etapa de la división del
trabajo determina también las relaciones de los individuos
entre sí, en lo que respecta al material, al instrumento y
al producto del trabajo."
(Marx; Engels, 1985, p. 20-21)

Cada nuevo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
requiere un cambio en las correspondientes relaciones de
producción. En ello se basa la ley
económica de la correspondencia de las relaciones de
producción con las fuerzas productivas, descubierta y
analizada por Marx. Dicha ley muestra la base
económica de las revoluciones sociales.

Cuando las relaciones de producción preexistentes se
tornan incompatibles con los nuevos avances de las fuerzas
productivas, frenando su progreso, forzosamente deben ceder su
lugar a otras nuevas. "[…] las formas de la economía bajo las que los hombres producen,
consumen e intercambian, son transitorias e históricas. Al
adquirir nuevas formas productivas, los hombres cambian su modo
de producción, y con el modo de producción cambian
las relaciones económicas, que no eran más que las
relaciones necesarias de aquel modo concreto de
producción."
(Marx, 1970, p. 172)

Ahora bien, debido al conflicto de
intereses entre quienes idearan las viejas relaciones de
producción y los que promulgan las nuevas, estos cambios
se suceden en ciertas ocasiones en una forma hostil.

Dentro del modo de producción que es
característico a una cierta sociedad, existen ciertas
relaciones de producción preponderantes que son la base de
dicha sociedad.

Se considera como base al conjunto de relaciones de
producción dominantes en una sociedad dada, aquellas que
se vinculan con un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas. La base engendra la correspondiente superestructura
y determina su desarrollo.

Se entiende por superestructura a los conceptos
políticos, filosóficos, jurídicos,
artísticos, religiosos, etc. de la sociedad y los
institutos que les corresponden. Tanto la base como la
superestructura sólo existen durante un período
determinado. Al cambiar la base, cambia con ella la
superestructura.

El modo de producción de los bienes materiales -como
conjunción de las fuerzas productivas y las relaciones de
producción-, junto con la superestructura, constituyen la
formación económico-social.

Bajo el capitalismo todo se compra y se vende, incluso la
fuerza de trabajo humano, y por lo tanto éste reviste la
forma de mercancía. Las relaciones entre los hombres en la
sociedad se traducen en relaciones entre mercancías.

La mercancía es la célula
económica en la sociedad burguesa. Se entiende por
producción mercantil a aquella cuyos productos no
se destinan al consumo personal sino a
la venta, al
intercambio en el mercado. "Pero cuando se dice que tal cosa
es una mercancía, no se trata ya del fin con que se
compra, es decir, de la utilidad que se
quiere sacar de ella, de la aplicación que de ella se
quiere hacer. Es una mercancía como objeto de
tráfico."
(Marx, 1970, p. 39)

La producción mercantil simple es el punto desde el que
parte Marx para analizar el modo de producción
capitalista. El ejemplo más típico de
producción mercantil simple es la producción que
realizan los pequeños campesinos y los artesanos. La
producción se basa en este caso en el trabajo personal, es
decir que laboran ellos mismos, sin explotar el trabajo ajeno.
Cada productor de mercancía simple es dueño de los
medios de producción, y los frutos de ésta no
están destinados al consumo propio sino a su venta en el
mercado.

Es importante observar que, cuando un hombre fabrica un objeto
para su uso personal, éste es un producto, pero no una
mercancía. Para que un producto sea una mercancía
debe satisfacer alguna necesidad social, es decir debe satisfacer
la demanda de
él por parte de la sociedad.

La satisfacción de cierta necesidad humana por parte de
la mercancía es llamada valor de uso. Cada
mercancía puede tener varios valores de uso, pudiendo, por
ejemplo, el carbón ser utilizado tanto como combustible
como para producir productos químicos. En la
producción mercantil se opera un constante intercambio de
unos valores de uso por otros, manteniendo determinada
relación cuantitativa. Esta relación cuantitativa,
sobre cuya base un valor de uso se cambia por otro, se llama
valor de cambio.

"La producción, a diferencia de la
distribución, como regida por leyes eternas de
la naturaleza, independientes de la historia, ocasión esta
que sirve para introducir subrepticiamente las relaciones
burguesas como leyes naturales inmutables de la sociedad in
abstracto. Esta es la finalidad más o menos consciente de
todo el procedimiento."
(Marx, 1982, I, p. 7)

Todas las mercancías son resultado del trabajo humano.
Las mercancías pueden equipararse unas con las otras
porque en cada una de ellas se ha invertido cierta cantidad de
trabajo, y son consideradas valores debido a que son producto de
ese trabajo.

Se debe distinguir el valor de uso del valor de cambio de una
mercancía. A un productor de mercancías le
interesará el valor de cambio -y no el de uso- de una
mercancía dada, pero, para que la mercancía pueda
realizarse como valor de cambio, debe tener además un
valor de uso, es decir que debe encontrar demanda.

Ahora bien, la magnitud del valor de una mercancía no
es fruto del trabajo humano invertido en la producción de
la misma por cada productor aparte, sino que se determina por la
cantidad de trabajo socialmente necesario para la
elaboración de dicha mercancía.

Por trabajo socialmente necesario se entiende el que se
requiere para elaborar una mercancía dada en las
condiciones sociales medias de producción de la rama
productiva correspondiente -el nivel técnico, el grado de
habilidad de los productores, y la intensidad del trabajo-.

Por regla general, la cantidad de trabajo socialmente
necesario para producir cierta mercancía es determinada
por las condiciones de producción en que se elabora la
masa mayor de dicha mercancía. Este fenómeno se
conoce como la ley del valor.

El valor de una mercancía se manifiesta a través
de su valor de cambio en el comercio.
El dinero es
la mercancía de referencia que permite dar una unidad para
la media del valor de una mercancía cualquiera. El
precio es la
expresión en dinero del valor de la mercancía.

Ahora bien, la producción mercantil simple es
inestable. Entre los productores se opera constantemente un
proceso de diferenciación: unos -la minoría- se
enriquecen, otros -la mayoría- se arruinan.

En estas condiciones, este proceso conduce a la
aparición de la burguesía -los primeros- y el
proletariado -los segundos, que se ven obligados, para
sobrevivir, a vender su fuerza de trabajo a los primeros-, es
decir que conduce a la aparición del capitalismo.

La producción mercantil capitalista se basa, al igual
que la simple, en la división social del trabajo y en la
propiedad privada de los medios de producción, pero, a
diferencia de ésta, no tiene por fundamento el trabajo
personal del propietario de dichos medios, sino la
explotación del trabajo asalariado.

Con la transformación de la fuerza de trabajo en
mercancía, la producción mercantil adquiere un
carácter universal y se convierte en
predominante. "La desvalorización continua del trabajo
sólo es una aspecto, una de las consecuencias de la
evaluación de las mercancías por el
tiempo de trabajo."
(Marx, 1970, p. 47)

No obstante, antes de la aparición del capitalismo ya
existía la circulación mercantil, que podía
expresarse como Mercancía-Dinero-Mercancía, es
decir la compra de mercancía para venderla.

La fórmula Mercancía-Dinero-Mercancía es
inherente a la producción mercantil simple, y no cumple
otra función más que la del trueque.

Mientras tanto, la fórmula
Dinero-Mercancía-Dinero es la que convierte el dinero en
capital. Es decir, el capitalista utiliza el dinero como forma de
obtener más dinero, invirtiendo en medios de
producción -instrumentos de producción, materias
primas y fuerza de trabajo-.

La diferencia obtenida por el mismo en este proceso se llama
ganancia o plusvalía. Ahora bien, esa plusvalía se
obtiene explotando el único medio de producción
capaz de generar un valor: la fuerza de trabajo humana. El
salario que el
capitalista le paga al obrero es simplemente el dinero que
éste necesita para sobrevivir, y no está en
función de lo que éste produce.

De esta manera, todo lo que produce el trabajador por encima
de su cuota de supervivencia se convierte en plusvalía
para el capitalista. Cuanto mayor sea esta plusvalía con
respecto al salario del obrero, tanto mayor es el grado de
explotación.

Existe además un segundo tipo de plusvalía, la
llamada plusvalía extraordinaria, la cual se genera cuando
un cierto capitalista incorpora una cierta innovación en la producción, la cual
le permite producir con menos trabajo que sus competidores cierta
mercancía.

Esto provoca que, durante el período de tiempo en el
que dicho productor se encuentre a la delantera de los
demás, éste obtenga en el mercado por la
mercancía el precio que corresponde al trabajo socialmente
necesario para elaborarlo con la tecnología anterior,
obteniendo ese sobreprecio como una ganancia adicional.

Este hecho, sumado a la competencia, es
lo que impulsa al desarrollo tecnológico de la sociedad
capitalista.

En la sociedad capitalista tradicional, la plusvalía
extraordinaria, es de carácter transitorio, es decir, dura
el tiempo que, dada una innovación introducida -que mejora
la eficiencia– en la
producción por un productor particular, tarda en
generalizarse dicha innovación al resto de los productores
-o por lo menos, la mayoría de ellos, de modo que se
modifique el valor medio de la mercancía-.

Esta ventaja adicional que obtiene el primero al introducir
una mejora en la eficiencia, como ya se ha mencionado, impulsa a
los capitalistas a una carrera por desarrollar la
producción -antes que sus competidores-, para obtener
más ganancias.

Si bien este tipo de plusvalía, por ser ocasional, no
tiene un carácter central en el capitalismo tradicional,
actualmente, para el nuevo tipo de capital, surgido de esta
revolución
tecno-económica a la que asistimos, la plusvalía
extraordinaria se vuelve permanente y pasa a ser primordial.

Marx (2002, I, p. 394) presta singular atención a la tecnología y las
relaciones técnicas
ya que ambas se encuentran en estrecha relación con su
teoría del hombre: "La tecnología pone al
descubierto el comportamiento
activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de
producción inmediato de su existencia, y con esto,
asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones
intelectuales
que surgen de ellas."

La historia y el desarrollo del capitalismo han pautado la
existencia de diversas formas de capital. Así en una
época podemos nombrar el capital agrario, el capital
industrial, el capital financiero, etc.

Mientras en la etapa del capitalismo premonopolista el capital
dominante era el industrial, en la época imperialista, con
la formación de los monopolios el capital dominante
pasó a ser el capital financiero.

La etapa del imperialismo
implica para Lenin (19-?) la división del mundo en
países dominantes -de producción desarrollada,
principalmente industrial- y países dependientes -con una
producción atrasada, principalmente en materias
primas-.

Hoy, debido a la explosión de los medios de
comunicación de masas, la cibernética, y demás elementos que
constituyen el nuevo paradigma tecno-económico, ha surgido
una nueva forma de capital: el capital de información, que
rápidamente se ha convertido en el capital dominante. Su
predominio pauta el origen de una nueva forma de capitalismo, con
características propias, y que a nivel internacional se
traduce en el proceso de globalización, el que será analizado
más adelante.

Estos avances
tecnológicos no solo revolucionan el proceso de
producción material, sino la vida integral del hombre.

No se trata de una revolución tecnológica
más, sino que es algo mucho más profundo.
Según A. Toffler (1994, p. 19) "[…] nos hallamos
ante un acontecimiento tan profundo como aquella primera ola de
cambio desencadenada hace diez mil años por la
invención de la agricultura, o
la sísmica segunda ola de cambio disparada por la revolución
industrial."

Es que, conforme a dicha afirmación, consideramos
oportuno establecer un paralelismo con la concepción
marxista del cambio.

Marx sostiene que aquello que permite diferenciar una
época de otra es la forma en que el hombre trabaja, y eso
depende a su vez de los instrumentos con los que trabaja.

En su obra "El Capital" sentencia que la misma importancia que
posee la estructura de
los huesos
fósiles para conocer la organización de las
especies animales
extinguidas, las tienen los vestigios de "medios de trabajo" para
formarse un juicio acerca de las formaciones. "Lo que
diferencia unas épocas de otras no es lo que se hace, sino
cómo, con qué medios de trabajo se hace. Los medios
de trabajo no sólo son escalas graduadas que
señalan el desarrollo alcanzado por la fuerza de trabajo
humana, sino también indicadores de
las relaciones sociales bajo las cuales se efectúa ese
trabajo. Entre los medios de trabajo mismos, aquellos cuya
índole es mecánica, y a cuyo conjunto se le puede
denominar el sistema
óseo y muscular de la producción, revelan
características mucho más definitorias de una
época de producción social que los medios de
trabajo que sólo sirven como recipientes del objeto de
trabajo por ejemplo, tubos, toneles, cestos, jarras, etc. y a los
que podríamos llamar, en su conjunto y de manera harto
genérica, sistema vascular de la producción."

(Marx, 2002, I, p. 147-148)

Se trata entonces de un proceso sobredeterminado, que tiene su
origen en la forma en que los hombres producen los bienes
materiales.

Estos cambios en la producción afectan no solo a los
países industrializados sino al grueso mundial, llevando
las economías de los países tercermundistas a un
grado de dependencia poco creíble, el cual afecta sus
esferas político, social y económica.

En consecuencia, nuestros países se han convertido en
ejércitos de mano de obra de reserva al servicio del
capital, consecuencia directa de las condiciones de hambre,
discriminación, exclusión y
explotación a las que son sometidos diariamente millones
de niños,
mujeres y hombres.

Los Estados no constituyen ni más ni menos que el
aparato que utiliza la clase burguesa para garantizar su
dominación de clase, mientras que los gobiernos y los
partidos
políticos burgueses -más allá de sus
matices- han perdido credibilidad entre sus electores debido a la
corrupción e ineficacia reinante en ellos,
a lo que hay que agregar la crisis del "Estado de Bienestar".

Socialmente, se tienden a buscar cada vez más las
salidas individuales que las colectivas, desvaneciéndose
los lazos comunitarios necesarios para toda nación
al momento de enfrentar las crisis.

Las bancas nacionales han decepcionado a sus inversores con
monedas débiles frente a las divisas
extranjeras, sumado a las crecientes estafas por parte de sus
directivos, muchos de ellos bajo el manto de Estados incapaces y,
por sobre todo, corruptos.

Consideramos fundamental enfocarnos en la realidad general de
Latinoamérica, y en particular en la de
nuestro país, donde cada vez son más los cinturones
de pobreza que
rodean a los principales centros poblados.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-
dedicado a nuestro país (PNUD, 2005) demuestra que la
evolución del desarrollo
humano en Uruguay presenta un futuro incierto.

El informe
identifica diferentes áreas problema para nuestro
país, dentro de las cuales interesa resaltar la pobreza de
ingresos; la
emigración; alta deserción
escolar en detrimento del aumento del trabajo
infantil; la crisis económica reciente; la alta
proporción de población en tercera edad; la tardía
emancipación de los jóvenes de sus hogares; la
delegación y carga en los sectores más pobres del
peso fiscal para
proteger a la tercera edad y sostener la tardía
emancipación de jóvenes.

La situación mundial no es más alentadora. A
partir del año "98 la diferencia de ingreso entre el
quinto más rico de la población mundial y el quinto
más pobre, medidos por ingreso nacional medio per
cápita, aumentó de 30 a 1 en 1960 a 74 a 1 en 1997,
es decir se duplicó en las últimas décadas.
Y sigue aumentando. Menos de un 20% de la población
mundial acumula más del 80% de la riqueza. Las tres
personas más ricas del mundo tienen activos que
superan el PBI combinado de los 48 países menos
adelantados. Las quince personas más ricas tienen activos
que superan el PBI total del África al
Sur del Sahara. La riqueza de las 32 personas más ricas
supera el PBI total de Asia
Meridional.

La solución a estos problemas
redundaría en un desarrollo
sostenible que apunte a mejorar la calidad de
vida, pretendiendo una mayor justicia
social y una economía sustentable
y equitativa.

Es decir, que cuando se adopta la perspectiva del ser humano y
las dinámicas sociales aparecen la sostenibilidad y la
calidad de
vida como dos conceptos inseparables, y que remiten a su vez a
una cuestión de equilibrio,
solidaridad e
identidad
social como factores indispensables para hacer posible los
propósitos señalados anteriormente.

3.1.1. EL PARADIGMA
TECNOECONÓMICO

En las últimas décadas del siglo XX hemos
concurrido a una serie de procesos y cambios de trascendencia
histórica, los cuales son considerados como fundamentales
al intentar dar una explicación a la crisis de paradigmas en
que nos encontramos inmersos.

Por un lado "Una revolución tecnológica,
centrada en las tecnologías de la información,
empezó a reconfigurar la base material de la sociedad a un
ritmo acelerado."
(Castells, 2001, I, p. 27).

En este marco, las economías mundiales se han hecho
interdependientes a escala global. Se
establece una nueva relación entre economía, Estado
y sociedad, con la afirmación del capitalismo tras la
caída del estatismo soviético y el fin de la
Guerra
Fría.

Sin embargo, el mismo capitalismo está sufriendo un
proceso de reestructuración profunda. Esta
reestructuración se caracterizada por una mayor
flexibilidad en la gestión, la descentralización e interconexión de
las empresas, la
nueva relación de poder del capital frente al trabajo, el
nuevo papel del Estado provocando la integración global de los mercados
capitalistas, donde aparece el Pacífico Asiático
como el nuevo centro industrial global dominante.

Se produce la unificación europea y el surgimiento de
una economía regional norteamericana, la significativa
diversificación y posterior desintegración del
Tercer Mundo, al igual que la transformación gradual de
Rusia y su
zona de influencia económica.

Se acentúa cada vez más el desarrollo desigual
no solo entre norte y sur, sino que también abarca a los
segmentos y territorios dinámicos de las sociedades que
corren el riesgo de
convertirse en irrelevantes para el sistema.

Es así que observamos por un lado la
consolidación de las fuerzas productivas de la
revolución informacional en nombre del capital, y por
otro, la formación de "[…] agujeros negros de
miseria humana en la economía global […]"

(Castells, 2001, I, p. 28), consecuencia de ese mismo sistema de
acumulación capitalista.

En lo que hace a la
comunicación, se establece un nuevo sistema donde se
habla cada vez más un lenguaje
digital., integrado globalmente a la distribución de
palabras, sonidos e imágenes.

Hasta hace poco, sonido, imagen y texto iban por
separado, y en el caso del cine sonoro se
había conseguido superponerlos. Hoy, con las
tecnologías digitales, textos, datos, sonidos e
imágenes viajan en un único producto,
transmitiéndose casi instantáneamente a
través de Multimedia.

La transmisión de datos a la velocidad de
la luz; la
digitalización de los datos, las imágenes y los
sonidos; los satélites
de las telecomunicaciones; la telefonía; la generalización de la
informática y las computadoras
conectadas a redes de escala planetaria
han alterado poco a poco el orden mundial.

Las nuevas tecnologías facilitan la difusión de
mayores números de datos. Según Ignacio Ramonet
(1999, p. 105) en los últimos treinta años el mundo
ha producido más información que en el curso de los
cinco mil años precedentes. "Cada día,
alrededor de veinte millones de palabras de información
técnica se imprimen sobre diversos soportes (revistas,
libros, informes,
disquetes, CD-ROM). Un
lector capaz de leer mil palabras por minuto, ocho horas por
día, tardaría un mes y medio en leer la
producción de una sola jornada; y al final de este
período habría acumulado un retraso de cinco
años y medio de lectura."

La explosión informacional pauta nuevos patrones a
seguir en lo que refiere a la apropiación y
transmisión del conocimiento. E. Rubio y M. Pereira (1994,
p. 13) sostienen que el
conocimiento avanza con un vértigo tal que las
universidades deberán ser recicladas tres veces en los
próximos años, ello debido a que deberán
trabajar con un 75% de información que aún no
existe.

Los increíbles avances de la biotécnia y de la
ingeniería genética
son un ejemplo de las innovaciones que se han producido en el
mundo del conocimiento. "Los profetas de la tecnología
predican una nueva era, extrapolando a las tendencias y
organizaciones sociales la lógica
apenas comprendida de la lógica y el ADN."

(Castells, 2001, I, p. 30)

El modo de emplear la información genética a la
hora de crear nuevos organismos tiene consecuencias
inimaginables, que producen en el mundo científico
posiciones dicotómicas en lo que hace a sus posibles
beneficios en favor de la sociedad.

En este contexto, se evidencia la necesidad de de implementar
marcos regularios que articulen, desde la ética, la
planificación y ejecución de
políticas que tiendan a asegurar en beneficio de todos y
de todas los avances en el campo biomédico, e impedir que
las mismas se constituyan en una nueva forma de desigualdad que
acentue aún más las brechas sociales
existentes.

Castells (2001, I, p. 30) sostiene que "[…] la
tecnología no determina la sociedad. Tampoco la sociedad
dicta el curso del cambio tecnológico, ya que muchos
factores, incluidos la invención y las iniciativas
personales, intervienen en el proceso del descubrimiento
científico, la innovación
tecnológica y las aplicaciones sociales, de modo que
el resultado final depende de un complejo modelo de
interacción."

Es, a nuestro entender, que en este modelo de
interacción, la economía, y más
precisamente, el desarrollo de las fuerzas productivas, son la
base sobre la que descansa la historia de las sociedades ya que
el cambio social se halla bajo la incidencia directa de ambos
factores.

Tomando la revolución de las tecnologías de la
información como uno de los elementos clave en la
explosión informacional, es fundamental realizar un breve
esbozo sobre el nuevo paradigma tecnoeconómico, con el fin
de lograr una mejor comprensión de su influencia en la
economía, la sociedad y el Estado.

"El nuevo paradigma tecnológico se caracteriza por
dos rasgos fundamentales. Primero, las nuevas tecnologías
centrales están conectadas en el procesamiento de la
información. […] lo que distingue al actual proceso de
cambio tecnológico es que la información constituye
tanto la materia prima
como el producto. […] La telecomunicación permite
transmitir dicha información posibilitando que exista un
flujo de intercambio y tratamiento de la información a
cualquier distancia, a bajo costo y con
períodos de transmisión cada vez menores. […] La
segunda característica principal de las nuevas
tecnologías es de hecho común a todas las grandes
revoluciones tecnológicas. Los principales efectos de sus
innovaciones recaen sobre los procesos más que sobre los
productos."
(Castells, 1995, p. 37-39)

Estas dos características del paradigma
tecnológico impactan de manera fundamental en la sociedad,
ya que transforman el modo en que producimos, consumimos y
vivimos.

"El hecho de que las nuevas tecnologías se
encuentren enfocadas hacia el procesamiento de la
información, acarrea consecuencias de gran alcance para la
relación entre la esfera de los símbolos socioculturales y la base
productiva de la sociedad. La información está
basada en la cultura, y el
procesamiento de la información es de hecho una
manipulación de los símbolos sobre la base del
conocimiento existente. […] En este sentido, el nuevo paradigma
tecnológico informacional enfatiza la importancia
histórica de la propuesta marxista respecto a la
interacción estrecha entre las fuerzas productivas y los
sistemas
sociales."
(Castells, 1995, p. 40-41)

En tanto, la máquina-herramienta, que pauto el despegue
y la consolidación de la civilización industrial,
se ve ahora remplazada por máquinas
herramienta de control numérico y robots,
convirtiéndose la computadora
en un instrumento fundamental de trabajo.

Las revoluciones tecnológicas son innovaciones de una
magnitud tal que pueden transformar todo el aparato productivo,
la forma de vida y la economía
mundial.

La revolución tecnológica es una ruptura en el
mundo tecno-económico. Se trata entonces de un conjunto de
productos, procesos, industrias e
infraestructuras que interconectados irrumpen en un
período dado y producen un gran salto de productividad.

"La Revolución Científico-Técnica,
también conocida por III Revolución Industrial,
constituye uno de los instrumentos fundamentales que hace
palpable y viable la
globalización."
(Esteves, 2004, p. 149)

El paradigma tecno-económico es el sentido común
que emerge de la lógica de la revolución
tecnológica, y es esa noción de paradigma
más amplia que la de revolución tecnológica
y la envuelve.

La idea de nuevo paradigma presupone la idea de un paradigma
anterior, y el cambio contemporáneo puede contemplarse
como el paso de una tecnología que se basaba
fundamentalmente en insumos baratos de energía –petróleo
barato-, a otra que se basa fundamentalmente en insumos baratos
de información, derivados de los ya mencionados avances en
la microelectrónica y la tecnología de las comunicaciones.

Continuando con Castells (2001, I, p. 93-94), sostenemos que
este nuevo paradigma, organizado en torno a la
tecnología
de la información, tiene su origen hacia 1970 en
Estados
Unidos, más precisamente en California. Desde su
aparición se ha ocupado de la búsqueda de nichos de
mercado en productos y procesos.

Dicho paradigma tiene características que constituyen
su núcleo, y en su conjunto la base material de la
sociedad red. Dichas
características podemos puntuarlas de la siguiente
manera:

  • ? la información es su materia prima, son
    tecnologías para actuar sobre la
    información;

  • ? la capacidad de penetración de los efectos
    de las nuevas tecnologías, ya que la
    información es una parte integral de toda actividad
    humana;

  • ? la lógica de interconexión de todo
    sistema o conjunto de relaciones que utilizan estas nuevas
    tecnologías de la información;

  • ? la flexibilidad, que implica que no solo los
    procesos son reversibles, sino que también pueden
    modificarse las organizaciones y las instituciones, e incluso
    alterarse de forma fundamental mediante la
    reorganización de sus componentes;

  • ? la convergencia creciente de tecnologías
    específicas en un sistema altamente integrado, dentro
    del cual las antiguas trayectorias tecnológicas
    separadas se vuelven prácticamente indistinguibles. A
    su vez dicha convergencia se extiende hacia la
    interdependencia creciente de las revoluciones de la
    biología y la microelectrónica, tanto desde una
    perspectiva material como metodológica.

La revolución tecnoeconómica ha sido fundamental
en la reestructuración del sistema capitalista a partir de
la década de los "80, el cual se ha adecuado a su
desarrollo y manifestaciones por la lógica propia de sus
intereses.

El nuevo paradigma introduce cambios importantes en el aparato
productivo donde aparece la búsqueda de la adaptabilidad o
flexibilidad, que permite pasar de la fabricación en gran
escala a una fabricación variada correspondiente a una
demanda cada vez más diferenciada.

Se da el pasaje de un modelo de producción intensivo en
energía y materia prima
a otro con base en la información, los conocimientos y los
servicios.

Por último, se pasa de una estructura jerárquica
y vertical a una red flexible y
descentralizada con gran autonomía, pero con una
dirección estratégica.

3.1.2. LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL
CAPITAL

Aparecen así los conceptos de economía global y
globalización -o mundialización-, construidos a
partir de la internacionalización del capital, que como
sostiene Marx (2002, I), debe tender a la conquista de
toda la Tierra, y su
mercado a movilizarse de un lugar a otro en un mínimo de
tiempo.

El Estado capitalista moderno posee una de sus bases
fundamentales en el mercado nacional, el cual se ve superado por
la nueva era de la economía financiera global.

"El capitalismo internacional cobra algunas de sus
víctimas caducando los capitalismos nacionales y
adelgazando, hasta la inanición, los poderes
públicos. El golpe ha sido tan brutal y definitivo que los
Estados nacionales no disponen de la fuerza necesaria para
oponerse a la acción de los mercados internacionales que
transgrede los intereses de ciudadanos y gobiernos."

(Subcomandante Marcos, 1997, p. 7) A modo de apoyo a la
comprensión del desarrollo del capitalismo se incluyen una
serie de figuras que ilustran el "triángulo institucional
del capitalismo", donde aparecen tres instituciones
centrales que son los Estados -Es-, las empresas -Em- y los
mercados -M-, los cuales detentan el poder político, el
poder empresarial y el poder de la competencia.

La comparabilidad se manifiesta entre las configuraciones que
caracterizan a los cuatro modelos y no
entre los tamaños de los elementos individuales.

Figura 1. Historia institucional del
capitalismo.

1. Capitalismo competitivo clásico.

Monografias.com

2. Capitalismo organizado (o monopolista).

Monografias.com

3. Capitalismo de Bienestar.

Monografias.com

4. Nuevo capitalismo competitivo (actual).

Monografias.com

Tomado de: Therborn, 1999, p. 34-35.

Analizando la historia reciente del capitalismo mundial, es
posible observar que hace cinco o seis décadas
atrás las empresas eran relativamente fuertes y los
Estados y mercados pequeños. El capitalismo organizado ha
estado pautado entonces por la expansión de los carteles y
las alianzas entre las grandes empresas monopólicas.

A partir de la Segunda Guerra
Mundial se desarrollan dos tendencias importantes.

Por un lado, se produce la expansión de los mercados
-especialmente el mercado mundial de mercancías-,
tratándose de una nueva apertura del comercio mundial bajo
la hegemonía y presión
del modelo norteamericano. El mercado sufre una intensa
expansión, generándose un aumento en la
competencia. Se produce un fortalecimiento de los mercados en
comparación con las empresas.

Por otro lado, el período posguerra coincidió
también con el período de crecimiento del Estado.
En Europa Occidental
y en América del Norte esto se hizo manifiesto con la
difusión de los "Estados de Bienestar" en los años
"60.

Hacia los años "70, y especialmente en los "80, se
produjo un giro radical en la historia del capitalismo. La
llegada de la economía postindustrial -el proceso
histórico de industrialización culminó en
los países capitalistas avanzados hacia el segundo lustro
de los años "60- significó una nueva
relación entre los mercados y las empresas, constituyendo
una transformación fundamental en la conformación
de la sociedad moderna.

La introducción de nuevas modalidades de
producción, gracias al desarrollo de tecnologías
-manejo electrónico y computarizado del proceso de
producción- más flexibles, representó una
mayor adaptación a las demandas del mercado.

Por otra parte, la expansión de los mercados
financieros internacionales, cuyo origen fue la
financiación de la Guerra de Vietnam
por parte de Estados Unidos, constituye el aspecto más
dramático de la expansión del mercado. Con las
innovaciones tecnológicas estos mercados han llegado a ser
enormes en su riqueza y en sus recursos,
generando incluso más capital que los propios Estados.

La globalización acompañó siempre al
capitalismo como sistema-mundo. Los procesos globalizantes
plasman una contradicción central: el capital y la
vida.

El modelo de desarrollo impuesto desde el
neoliberalismo supone tanto la destrucción y
exclusión de la vida humana así como también
de la naturaleza. Rebellato (2000, p. 22) plantea: "[…] al
hablar de globalización entiendo referirme al
carácter omnipresente de una ofensiva ideológica,
social, económica y política del modelo neoliberal
y de la hegemonía imperial."

La globalización penetra en los países tanto del
Primer como del Tercer Mundo a través de campos tales como
las telecomunicaciones, la informática, el mercadeo, las
finanzas, la
publicidad, el
derecho y la cultura; traduciéndose en dominación
económica, financiera, educativa, industrial,
tecnológica, militar, cultural, ambiental y
política.

La globalización plantea un lenguaje que ha pasado a
ser una matriz de
pensamiento, desde donde se consolidan hábitos y se
disminuye nuestra capacidad crítica con respecto a lo que
tiende a establecerse como natural y normal. "Terminamos
aceptando que es una realidad inmodificable, parte constitutiva
de nuestra visión del mundo."
(Rebellato, 2000, p.
27)

Sin embargo, el concepto de
globalización ha sido puesto en tela de juicio por muchos
autores – por ejemplo P. Hirst y G. Thompson-, ya que incluso la
llegan a considerar un mito.[1] La explicación a
ello está dada por el uso interesado que hacen de
él los grupos dominantes
a nivel mundial y sus ideólogos.

Se pretende hacernos creer que estamos manipulados por
"[…] fuerzas económicas globales incontrolables,
paralizando así las iniciativas nacionales, que pasan a
ser calificadas de ineficaces sin mayor discusión. Su
mensaje central es que las políticas nacionales tienen que
someterse a los imperativos de la nueva economía global.
Cualquier desvío en relación a los supuestos
consensos de la globalización es tachado inmediatamente
como inviable frente a los criterios y sanciones de los mercados
internacionales, vistos como todopoderosos."
(Noguerira
Batista, 1998 citado en Harnecker, 2001, p. 131)

Los grupos y naciones que se encuentran en la cúspide
en lo que hace a la internacionalización del capital, han
hecho de la globalización la explicación

-intimidatoria y simple- de las tendencias económicas
internacionales.

El crecimiento del desempleo, el
descenso de los salarios, las
crisis de las naciones, son atribuidas también a
éste fenómeno, utilizándolo como excusa a
todo lo que ocurre de negativo.

La globalización es una consecuencia inevitable del
desarrollo del capital de información, conjugándose
diversos aspectos de este desarrollo de forma de convertir al
proceso de globalización en una necesidad vital y urgente
para el capital de información.

El grado de desarrollo de las fuerzas productivas determina un
rango característico para el tamaño que debe tener
la formación económico-social que contiene dichas
fuerzas productivas.

Cuanto mayor es el desarrollo de las fuerzas productivas de
una sociedad, tanto mayor será el tamaño necesario
de la economía correspondiente.

Así por ejemplo, en los comienzos del capitalismo, el
tamaño característico del modo feudal de
producción resultó incompatible con la
economía burguesa, lo que condujo a la unificación
de los pequeños dominios feudales en naciones.

De la misma forma, los nuevos avances de la producción,
ocurridas en esta revolución tecno-económica -o si
se prefiere, Tercera Revolución Industrial-, son
incompatibles con la división en países, los que
resultan demasiado reducidos para la nueva escala de
producción.

"[…] la globalización se expresa mediante el
reacomodo de los países capitalistas hacia la
conformación de bloques
económicos y comerciales regionales y subregiones, con
el doble propósito de, por una parte, consolidar una zona
de integración
económica y comercial que contribuya a la
reactivación económica continental y, de la otra,
consolidar el poder capitalista desde el punto de vista
económico."
(Esteves, 2004, p. 178)

Esto está conduciendo, en forma rápida e
irreversible, a la unificación de la economía y el
mercado, primero en regiones -UE, NAFTA, MERCOSUR, etc.- y
luego a escala mundial.

El ritmo acelerado de crecimiento de la economía
capitalista actual y la necesidad de mantener dicha
economía en constante expansión
-característica del capital de información-
convierte este proceso de unificación económica a
escala mundial, llamado globalización, en una necesidad
inmediata e ineludible para los intereses del capital
informacional.

Entonces, este último intentará por todos los
medios posibles eliminar las trabas a su desarrollo, interpuestas
por la división de países, en forma similar a como
la burguesía naciente eliminó las trabas feudales
en los albores del capitalismo.

Desde un punto de vista técnico, este proceso de
globalización se ve favorecido por el enorme y continuo
desarrollo de las comunicaciones, que al restar importancia a las
distancias geográficas, posibilita una íntima
interconexión económica entre las regiones
más remotas a nivel mundial.

Si bien el fenómeno de las multinacionales ya
existía previamente, el mencionado desarrollo de las
telecomunicaciones produce un salto cualitativo en la
internacionalización de las empresas.

Además, al permitir la realización a distancia
del trabajo, el comercio, los negocios,
etc., hace desaparecer, desde el punto de vista técnico,
las fronteras, que pasan sólo a tener un significado
político.

Es decir, hoy en día es técnicamente viable la
integración económica a escala planetaria, que
necesita el capital de información.

Mientras que en la época de dominio del
capital financiero, lo típico -en el marco de las relaciones
internacionales- era el imperialismo y el colonialismo, que
conducía a la división del mundo en países
desarrollados dominantes y países atrasados dependientes,
en la época actual, bajo la preponderancia del capital de
información, se ha hecho económicamente viable la
división del mundo en regiones desarrolladas, produciendo
industrialmente con alta tecnología, y regiones
subdesarrolladas, concentrada en la producción primaria,
realizada en forma primitiva.

En primer lugar, en las regiones en que la producción
se realice en forma atrasada, no se consumirán -al menos
no en una cantidad significativa- las mercancías de
información, lo cual imposibilitaría la
penetración en estas regiones del capital de
información y la consecuente explotación, que este
realiza de las formas tradicionales de capital.

Entonces, los intereses del capital de información lo
conducen inevitablemente a enfrentarse a los capitales atrasados
de los países subdesarrollados, para sojuzgarlos e
integrarlos a la economía global.

En segundo lugar, el vertiginoso desarrollo
científico-tecnológico, al revolucionar todas las
ramas de la producción, incluso la primaria -como la
agropecuaria, la extracción de minerales y
petróleo, etc.-, tradicionalmente atrasada,
vuelve económicamente ineficiente y cada vez menos
competitiva la producción primaria, realizada en forma
primitiva, típica de las regiones subdesarrolladas. Por
ejemplo, el desarrollo de las biotecnologías y la automatización de la maquinaria agraria,
están volviendo cada vez más competitiva la
producción agropecuaria -realizada en forma atrasada- de
los países del Tercer Mundo, a pesar de las ventajas
naturales y de lo barato de la mano de obra.

En tercer lugar, en las nuevas condiciones, generadas por el
avance de las comunicaciones antes mencionado y por la actual
revolución científico-tecnológica, las
inversiones
extranjeras en los países del Tercer Mundo, lideradas
ahora por el capital de información, cambian su
naturaleza.

Por un lado, a los inversores ya no les es necesario asociarse
al capital local, sino que, gracias a las comunicaciones, pueden
dirigir sus empresas en forma directa, y en tiempo real.

Por otra parte, los nuevos inversores no buscan basar su
ganancia en la contratación de mano de obra barata para
tareas de baja calificación, ni en transacciones meramente
financieras, sino que, por el contrario, están más
bien interesados en establecer empresas de alta
tecnología, similares a las existentes en el Primer
Mundo.

En la nueva economía, que el capital de
información intenta imponer en estos países, la
tradicional oligarquía local se vería desplazada de
su lugar de privilegio

-siendo sustituida directamente por el capital externo-, lo
que hace a esta última oponerse con todas sus fuerzas a la
modernización.

Así, mientras la oligarquía local solía
ser un aliado natural para el capital financiero externo, es
ahora el enemigo principal que se opone a la penetración
del capital de información.

Esta oposición toma políticamente la forma de un
nacionalismo
de derecha y, en ocasiones, como en el caso del Medio Oriente, de
un fundamentalismo religioso.

En la medida en que los países subdesarrollados
-gobernados por sus respectivas oligarquías- se resisten a
la modernización que intenta imponerles el capital de
información internacional, éstos se sumergen en una
crisis económica cada vez más grave, debido a la
dificultad para colocar sus exportaciones en
el mercado internacional, por ser éstas no competitivas,
tanto desde el punto de vista del precio como de la calidad.

Cabe resaltar que la economía informacional global no
es una economía planetaria, ya que no abarca todos los
procesos económicos del planeta y tampoco incluye a todos
los territorios, ni todas las personas trabajan para esta
economía, ni compran sus productos. No obstante, ella
sí afecta directa o indirectamente la subsistencia de toda
la humanidad.

La internacionalización del proceso de
producción ha llevado a la fabricación de
diferentes partes del producto final en diversos lugares
geográficos.

Este desplazamiento o relocalización del proceso
productivo ha ocurrido también en el área de los
servicios, lo que ha determinado que muchos procesos se desplacen
hacia los países del sur, donde se encuentra la mano de
obra más barata.

"[…] la globalización de la economía hizo
que la industria se
desplazase de sus antiguos centros, con elevados costes
laborales, a países cuya principal ventaja -siendo las
otras condiciones iguales- era que disponían de cabezas y
manos a buen precio."
(Hobsbawn, 1997, p. 564)

Llegamos así a la conclusión de lo que hoy se
globaliza es la forma capitalista de explotación, y que
ella varía en mayor o menor medida, según el grado
de desarrollo de los países.

La actual globalización capitalista pretende un
proyecto económico, social, político e
ideológico que es posible a través del modelo
neoliberal.

El fin de la Guerra
Fría supuso un nuevo orden mundial que pronto
desaparecerá ante la explosión neoliberal, con la
asunción del capitalismo mundial a expensas de su
predecesor, el capitalismo nacional. "El hijo (el
neoliberalismo) devora al padre (el capitalismo nacional), y de
paso destruye todas las falacias discursivas de la ideología
capitalista: en el nuevo orden mundial no hay ni democracia, ni
libertad, ni
igualdad, ni
fraternidad."
(Subcomandante Marcos, 1997, p. 7)

3.1.3. EL PROYECTO NEOLIBERAL

La actual globalización económica va
acompañada de un modelo general de pensamiento.

El modelo ideológico que acompaña al
neoliberalismo es el "american way of life", que no solo ataca y
destruye las bases materiales de los Estados nacionales sino
también su pasado histórico y cultural.

El neoliberalismo impone una guerra total, plantea la
destrucción de las naciones y de los grupos de naciones
para homologarlas con el modelo capitalista norteamericano.

El pensamiento neoliberal incluye un conjunto de posiciones
teóricas, ideológicas, éticas y culturales.
"[…] el neoliberalismo es una superestructura
ideológica y política que acompañan una
transformación histórica del capitalismo
moderno."
(Anderson, 1999, p. 33)

A pesar de la utilización indistinta de los
términos liberal y neoliberal, se conviene esbozar una
diferenciación entre ambos ya que el liberalismo
clásico y aún el contemporáneo distan mucho
del modelo neoliberal.

Teniendo en cuenta que ambos comparten la centralidad en el
individuo y la
importancia del mercado, el neoliberalismo toma distancia de
ellos en lo que refiere a los posibles mecanismos reguladores del
mercado, al desarrollo de una concepción de la ciencia -y
por ende del conocimiento-, y por último en lo que hace al
funcionamiento de las democracias actuales.

El neoliberalismo nace en Europa y América del Norte
luego de la Segunda Guerra
Mundial, y tiene su base en el libro del
austriaco Fiedrich Hayek "Camino de Servidumbre", escrito en
1944. Para Perry Anderson, en el mismo se establece una clara
oposición al Estado intervencionista y de bienestar, donde
las limitaciones de los mecanismos de mercado por parte del
Estado son considerados como un ataque a las libertades
económica y política. "Se trata de un ataque
apasionado contra cualquier limitación de los mecanismos
del mercado por parte del Estado, denunciada como una amenaza
letal a la libertad, no solamente económica sino
también política."
(Anderson, 1999, p. 21)

Los escritos de Hayek tomaron cuerpo social cuando en 1947
convocó a un grupo de
intelectuales -entre ellos Von Mises, Milton Friedman, Karl Popper,
W. Lippman y Salvador de Maradiaga- cuyo interés
común era luchar contra la economía centralizada,
es decir el comunismo de la
URSS y el populismo de
América
Latina. [2]

La forma de alcanzar tales propósitos consistía
en la apertura económica y la privatización de las empresas
públicas, limitando así la acción del Estado
en la economía y disminuyendo su poder.

Estas ideas encontraron un campo fértil en la
década del "70, cuando las tasas de ganancia en los
países de capitalismo avanzado entran en una larga y
marcada recesión. La crisis se atribuyó al rol de
los sindicatos y
el excesivo poder del movimiento
obrero, que había provocado el aumento en los gastos sociales y
el descenso en las bases de la acumulación privada.

La solución era la de mantener un Estado fuerte, a la
hora de romper el poder de los sindicatos y controlar el dinero,
y a su vez débil en las intervenciones económicas y
en los gastos sociales. "La estabilidad monetaria
debería ser la meta suprema
de cualquier gobierno. Para eso sería necesaria una
disciplina presupuestaria, con la contención de gasto
social y la restauración de una tasa "natural de
desempleo", o sea, la creación de un ejército
industrial de reserva para quebrar los sindicatos."

(Anderson, 1999, p. 22)

El proyecto económico neoliberal posee medidas para
favorecer la libre circulación del capital. Entre ellas
podemos encontrar:

  • la apertura incontrolada de los mercados;

  • la desregularización o eliminación de todo
    tipo de reglas para el capital extranjero;

  • la privatización de las empresas estatales y de las
    instituciones que prestaban servicios sociales:
    educación, salud, fondos de pensiones,
    construcción de viviendas, etc., con la consiguiente
    reducción del Estado y de los gastos sociales;

  • la lucha prioritaria contra la inflación, y la
    flexibilidad en el plano laboral.

El neoliberalismo, como forma de organización del
capitalismo en lo que refiere a sus módulos y redes
más poderosas, logra la hegemonía ideológica
con una democracia donde lo social juega un papel
irrelevante.

El celo ideológico de quienes promovían el
individualismo se vio reforzado por la aparente impotencia y
fracaso de las políticas económicas convencionales,
sobre todo después de 1973.

Dicha hegemonía se reafirma al debilitarse el
Estado-Nación
y las redes y módulos que bajo su tutela controlan
el territorio socioeconómico del ex mercado nacional, el
cual protegía el trabajo y la seguridad
social. "La hegemonía neoliberal se impone
recomponiendo las relaciones del Estado, el mercado, las
empresas, los obreros, los empleados y los excluidos, los
marginados o los superexplotados."
(González
Casanova, 1999, p. 10)

El neoliberalismo se rehace con alternancias entre
regímenes políticos y civiles que no afectan su
preeminencia en la economía y el mercado, imponiendo las
mismas políticas económicas tanto militares como
civiles.

Es así que el primer país en donde se aplica
sistemáticamente el neoliberalismo es el Chile de
Pinochet, bajo la clara inspiración teórica
norteamericana de Friedman.

Más tarde se producirá la ola neoliberal, en
Europa iniciada por Margaret Tatcher en Inglaterra
-1979-, y seguida en Estados Unidos -1980- por Ronald Reagan,
Helmuth Kohl en Alemania
-1982-, y extendida al resto de Europa posteriormente.

A finales de los "80 se implementará en México y
Argentina, en los "90 en Perú, Venezuela y el
resto de los países de América y el Caribe.

Cualquier balance actual sobre el neoliberalismo puede ser
considerado provisorio, ya que se trata de un movimiento
inconcluso.

Sin embargo, podemos decir que económicamente
fracasó, no consiguiendo ninguna revitalización
básica del capitalismo avanzado.

Desde el punto de vista social, ha conseguido alcanzar muchos
de sus objetivos, creando sociedades profundamente desiguales,
aunque no logrando su desestatización como se lo
había propuesto.

En tanto, política e ideológicamente ha
alcanzado un alto grado de éxito,
diseminando la idea de que no hay alternativas para sus principios, y que
el mundo en su totalidad, tiene que adaptarse a sus normas.

Para Borón (1999, p. 32), desde principios
de siglo, ninguna sabiduría convencional consiguió
un predominio tan abarcativo como lo ha logrado el
neoliberalismo. "Este fenómeno se llama
hegemonía, aunque, naturalmente, millones de personas no
crean en sus promesas y resistan cotidianamente a sus terribles
efectos."

3.1.4. EL INFORMACIONALISMO Y LA NUEVA
ESTRUCTURA SOCIAL

Surge así una nueva estructura
social relacionada con la aparición de un nuevo modo
de desarrollo: el informacionalismo.

Para Castells (2001, I, p. 41) "[…] las sociedades
están organizadas en torno a procesos humanos
estructurados por relaciones de producción, experiencia y
poder determinadas históricamente."

La producción es la acción que ejerce la
humanidad sobre la materia -naturaleza- para apropiársela
y transformarla en su beneficio mediante la obtención de
un producto, el consumo de parte de él y la
acumulación del excedente para la inversión, según las diversas metas
que determina la sociedad.

La experiencia consiste en la acción de los sujetos
humanos sobre sí mismos, determinada por la
interacción de sus identidades biológicas y
culturales, relacionadas con su entorno social y natural. Se
construye en base a la búsqueda de la satisfacción
de las necesidades y deseos humanos.

El poder es la relación entre los sujetos humanos, que
basándose en la producción y la experiencia, a
través del uso potencial o real de la violencia
física o
simbólica, impone el deseo de unos sobre otros.

Las instituciones de la sociedad -en nuestro trabajo estas
instituciones se presentan como AIE y Aparatos Represivos de
Estado- se han erigido para reforzar las relaciones de poder
existentes en cada período histórico, donde se
incluyen los controles límite y los controles sociales
logrados en las luchas de poder.

Retomando lo expuesto por Castells, diremos que los
países avanzados estarían entrando en lo que el
denomina "Sociedad Informacional" -en oposición a
"Sociedad de la Información"-, término que indica
una forma específica de organización social, en
donde la generación, el procesamiento y la
transmisión de la información se convierten en las
fuentes fundamentales de productividad y poder.

Se habla de una economía informacional y global para
identificar los rasgos fundamentales y su entrelazamiento.

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